El fotógrafo estadounidense Ralph Eugene Meatyard desafió la mayor parte de las convenciones culturales y estéticas de su época. Ignorado durante años, sólo el tiempo ha hecho justicia con el artista que realizó algunas de las imágenes más originales e inquietantes que jamás se hayan creado con una cámara.
Sus imágenes estaban pobladas de muñecos y máscaras, fotografiaba a su familia, amigos y vecinos representados en edificios abandonados o en patios de casas alejadas de los núcleos urbanos. Su trabajo surgió de la belleza de las ideas en lugar de las ideas de lo hermoso. La literatura, especialmente la poesía y filosofía estimularon su imaginación. Mientras que otros recorrían las calles en busca de América y la verdad, Meatyard se obsesionó por el mundo de la experiencia interior, haciéndose preguntas inquietantes constantemente sobre nuestras realidades emocionales y trasladándolas a través de sus imágenes.
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